19 de julio de 2012

Interrumpimos el programa...


(Resumen del artículo "Pánico en las ondas", publicado en "Historia y Vida", número 531)


Con esta conocida frase comenzaba, el 30 de octubre de 1938, víspera de Halloween, la interpretación a cargo de la compañía Mercury Theatre de la adaptación radiofónica de la obra literaria de H.G. Wells, La guerra de los mundos, dentro del programa de radio The Mercury Theatre on the Air de la cadena CBS, dirigido por Orson Welles.

H.G. Wells en 1939

La novela, escrita 40 años antes por el visionario autor británico (en sus obras hablaba de armas biológicas, rayos láser, física cuántica, ingeniaría genética e incluso de “una enorme red global de información, descentralizada, a la que cualquier persona podría acceder desde su hogar”), narraba en primera persona la invasión alienígena de Londres a finales del siglo XIX. La adaptación, situaba, sin embargo, los acontecimientos en un pequeño pueblo estadounidense, cerca de Nueva York, Grover’s Mill, en Nueva Jersey, para ir extendiéndose, a medida que avanzaba el programa, hasta la propia isla de Manhattan. 


Orson Welles frente a los micrófonos de la CBS

Orson Welles  y John Housman había fundado hacía sólo un año la compañía de teatro Mercury Theatre y con ella habían conseguido ya el éxito en los escenarios. Entonces obtuvieron un contrato con la cadena de radio CBS para la emisión de un programa semanal dedicado a las adaptaciones radiofónicas de clásicos de la literatura. Con La Guerra de los mundos el éxito fue internacional gracias, sobre todo, a la gran repercusión que tuvo el pánico y la exageración que se le concedió a la noticia: más de doce mil artículos de prensa se publicaron sobre el tema durante el mes siguiente a la retransmisión.

El guion ideado por Orson Welles y Howard Koch pretendía asustar a los oyentes pero también hacerlo impunemente: al principio del programa y poco antes del final su director advertía a la audiencia de que todo era una ficción. Pero estas advertencias fueron estratégicamente colocadas para pasar lo más desapercibidas posibles. 

Grover's Mill, la localidad en la que Welles situó la acción de su adaptación de La guerra de los mundos

El programa no contaba con demasiada audiencia, el público prefería por aquel entonces un programa de variedades que emitía la NBC, The Chase and Sanborn Hour. Justo cuando éste acababa, muchos oyentes sintonizaron la CBS en el minuto doce de programa, cuando ya la advertencia había sido hecha y cuando un supuesto corresponsal en Grover’s Mill informaba de que había aterrizado en la población una especie de meteorito con forma cilíndrica. El reportero narraba como una multitud de curiosos se había agolpado cerca del lugar de los hechos y de como, una vez disipada la nube de humo causada por el impacto, se había podido ver un enorme cohete del que emergió una gigantesca y horrible criatura que masacró, emitiendo un “rayo de calor”, a todo el que se cruzaba en su camino, incluido el propio reportero.

Pese a la advertencia y a que la trama fue situada un año más tarde en el tiempo, en 1939, muchos oyentes abandonaron en ese momento la radio para lanzarse al teléfono a advertir a sus familiares de la invasión. Incluso muchos de ellos llegaron a pensar que el invasor era el ejército Hitler, lo que demuestra la poca atención que habían prestado a las advertencias iniciales de Welles.

Un momento de la retransmisión de La guerra de los mundos, 30 de octubre de 1938

El realismo de las interpretaciones y la ausencia de publicidad durante la emisión, cargaron de realismo a una narración que, en forma de falso programa de noticas, había comenzado con un breve informe del tiempo y una interpretación musical a cargo de la orquesta de la CBS. La música fue interrumpida prematuramente para dar la noticia de que los científicos estaban observando extrañas explosiones en la superficie de Marte. El propio Welles, representando el papel de un prestigioso astrónomo y profesor de Princetown, intentaba tranquilizar a la audiencia quitando peso a la situación. Pero tras la alarmante conexión con el falso corresponsal en Grover’s Mill comenzaron a emitirse informes de bajas, de actuaciones de los bomberos y de la Guardia Nacional de Nueva Jersey, de nuevos aterrizajes de naves extraterrestres, de miles de civiles intentando huir en vano pues los alienígenas habían aniquilado gasolineras, trenes, puentes y carreteras. Se informó, además, de que el Ejército había declarado la ley marcial y de que se atacaban las naves enemigas, pero respondían emitiendo un humo negro que mataba al instante a los soldados.

William Dock, un vecino de Grover's Mill, en alerta ante la invasión alienígena, 1938

Continuaron intervenciones de expertos y de corresponsales, testigos y víctimas, incluso el comunicado de un  “secretario del Interior”, del que no se mencionaba su nombre, y que hablaba con la voz, imitada por el actor Kenny Delmar, de Roosvelt. Tras el mensaje del que parecía el presidente de los Estados Unidos, se informó que las naves estaban aterrizando en el río Hudson, en Manhattan, expulsando humo negro y arrasando la isla. Un supuesto reportero subía a la azotea del edificio de la CBS y narraba en directo el ataque, contaba como los civiles huían “como ratas” y caían “como moscas”. Él mismo comenzaba a toser y entonces, se hacía el silencio.  

Tras esta angustiosa pausa, se volvía a emitir el mensaje de advertencia del carácter ficticio del programa. Pero a esas alturas casi nadie estaba ya oyendo la radio.

Finalmente, los alienígenas morían al no lograr adaptarse a la atmósfera terrestre.

No era la primera vez, ni sería la última, en la que un experimento similar se llevara a cabo a través de las ondas. Ya en 1926, el británico Ronald Knox, había narrado una supuesta revolución que gran parte de la audiencia creyó. Y años después del experimento de la CBS, en 1944, se produjo la primera víctima conocida de este formato radiofónico. En Chile, José Villarroel moría de un infarto al corazón ante la amenaza de una invasión alienígena. En Ecuador, en 1949, Radio Quito, que había alimentado desde su periódico El Comercio días antes el supuesto avistamiento de ovnis, informaba del aterrizaje de naves extraterrestres cerca de la capital. Los ciudadanos pasaron del pánico a la indignación cuando se les contó que todo era ficción, prendiendo fuego al edificio de la emisora y bloqueando la entrada del mismo. El saldo fue de decenas de heridos y varios muertos, sin que el ejército, la policía o los bomberos pudieran hacer nada, ocupados como estaban en acudir al lugar del aterrizaje extraterrestre.

Portada del New York Daily News del 31 de octubre de 1938

El pánico que se produjo durante y después de la emisión de La guerra de los mundos en 1938 se extendió incluso a Canadá. Las cifras hablaban de casi dos millones de oyentes convencidos del ataque extraterrestre. En los meses posteriores la CBS tuvo que hacer frente a numerosas demandas que finalmente fueron desestimadas. La única consecuencia para la cadena fue el cumplimiento de un compromiso: no volver a utilizar jamás en sus emisiones, al comienzo de un show de ficción, la frase “Interrumpimos el programa…”



3 comentarios:

  1. Curioso, ¿verdad?, cómo se puede manipular al público con los medios de comunicación. Hace poco (el día que hicieron huelga) pude escuchar en la SER la versión que hicieron para celebrar el aniversario de la radio.

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    1. Fíjate que hace años, te diría que unos quince o más (vivía yo todavía en Pinar Alto), una noche que me había acostado escuchando la radio, me desperté de madrugada y como tenía los auriculares puestos y me levanté para ir al servicio estuve escuchando un "boletín de noticias" en el que decían que se había ido la luz en las principales ciudades del país, que la policía no sabía el motivo aún... Hasta me fui al televisor y lo encendí buscando la noticia... Como no encontré nada, creo, me fui a la cama y me volví a dormir... Quizás fue ese programa el que tú escuchaste el otro día, u otro experimento similar, quién sabe? Pero ya es casualidad!!

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  2. Es que la gente, en el fondo estamos esperando, temiendo o anhelando que ocurra algo así. Por eso es tan fácil quedarse con nosotros. Esto fue en víspera de Halloween, cuando la gente está más predispuesta a esas historias.
    Para mí son en las noches de verano, cuando surgen esas conversaciones tan entretenidas sobre los extraterrestres

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