27 de marzo de 2007

Estamos deseando recibir visitas

Esto del exilio se lleva mucho mejor si de vez en cuando se sale de la rutina y podemos hacer de guías turísticos. Así que nada, animaos e id preparando las vacaciones.
Yo, por lo pronto y para evitar confusiones, voy a intentar organizar un poco el calendario (más adelante os pondré las tarifas, je, je).
Así están “las reservas” hasta el momento:
(Señalo toda la quincena y agosto completo porque no se han especificado todavía días de entrada y salida, todo se andará…)
En el mes de agosto, posiblemente, ésta que escribe se vaya para el Puerto, todo dependerá de mi situación laboral para aquel entonces. Así pues ése sería un mes ideal para aquellos que quieran hacer compañía a Sergio, el cual, me temo, ha agotado ya bastantes días de vacaciones y veremos a ver cuántos le quedan al pobre de aquí a final de año.
Pues eso, lo dicho, que os vayáis tomando muy en serio eso de venir a conocer los Países Bajos, y los que ya los conozcan, pues que vuelvan, que siempre hay algo nuevo por descubrir aparte del Barrio Rojo de Ámsterdam y los Coffee Shops…
Padiesha

26 de marzo de 2007

Cosas que compraba en el Puerto y en Sevilla y que aquí, o no encuentro o están a precios desorbitados…

- Empezando por lo obvio: Jamón Serrano (aunque no se ajuste totalmente al título del artículo pues el jamón serrano no lo compraba ni en el Puerto ni en Sevilla…). Aquí tienen en los supermercados, pero muy caro y me imagino que no de muy buena calidad, al menos no es pata negra aunque su precio sea muy alto.

- Aceite de oliva. Al igual que el jamón serrano, lo puedes encontrar pero bastante caro.

- Otra obviedad: Queso “curao”. En este país se hacen muy buenos quesos. ¿Os suena el queso Gouda? Bueno, pues Gouda es una población que está ahí al lao. De aquí también es el Queso Edam. Pero los quesos holandeses son muy distintos a los españoles por lo que, queso curao, de ese picantito, ná de ná… ni siquiera recuerdo haberlo visto en el supermercado.

- Mantequilla o margarina en condiciones que no parezca una “Mouse” de manteca. Para muestra: cómo queda una tarta de las de denominación de origen “Manuela” (o sea, mi madre) hecha en España con “Tulipán” y cómo me ha quedado a mí con “Blue Band” Halvarine… A saber qué he comprado creyendo que era margarina. Se supone que de aquí son las mantequillas esas saladas que tan buenas están. Pero ¿dónde están?

- Pepsi Twix. No tienen Pepsi Twix. Tienen Pepsi y Pepsi Max, pero no Pepsi Twix, serán cutres…

- Palillos de los oídos que no parezcan calabazas, porque esa es la forma de los únicos que hemos encontrado y no entraré en más detalles.

- Alcohol o Agua oxigenada. No. Tienen cloroxilenol, es decir, un desinfectante que igual te puede servir para las heridas que para ¡hacer gárgaras o para la higiene íntima! Vamos, una cosa… Cuando me hago una herida yo quiero alcohol, ahí, echando espuma y haciéndome ver las estrellas, que si no, no me convenzo yo de que me ha desinfectado bien, ¡Hombre, por Dió!

- Champú Pantene. La cosa es que, en realidad, a mí me da igual la marca del champú, pero necesito uno que me de volumen, etc., etc… Encuentro en España uno, por fin, que me va bien, me vengo para Holanda y no lo tienen. Busco entonces y localizo sólo uno en el que pone “Volume” y me digo: “Éste”… Bueno, la verdad es que deja mucho que desear. ¡Yo quiero mi Pantene Pro V – Volumen Total! Ofúúúú.

- Decathlón. En Holanda no hay Decathlón… sin comentarios.

Y la lista continuará, seguro.
Lo sé, lo sé… sé que me tengo que adaptar a la vida aquí, pero para empezar se echan muchas cosas de menos. Para algunas de ellas ya tengo un truco: productos alimenticios que no encuentre en sus lugares lógicos y naturales dentro del supermercado, los busco en la sección “Productos Internacionales”, Allí encontré los picos (Monti, de Córdoba) y el tomate frito (de una marca italiana, claro).
Padiesha

20 de marzo de 2007

Para empezar

Es mentira eso de que la primera impresión es lo que cuenta. Por supuesto hay mucho más. Tienes que enterarte de qué hay detrás de esa primera impresión porque todos andamos por ahí intentando dar una imagen de nosotros mismos que no se corresponde, casi nunca, con la realidad.

Pero claro, para empezar, de algo te tienes que valer. Hay que estar muy atento a todo y, si quieres hablar de algo que desconoces, tienes que echar mano de las primeras impresiones.

Los holandeses son muy simpáticos. Ahí va mi primera impresión. La gente aquí te atiende con amabilidad y con mucha comprensión. Pero no sólo eso. En una ciudad pequeña, pero nada desdeñable como Nijmegen, con más de 150.000 habitantes, vas por la calle, te cruzas con un desconocido (alto y rubio por lo general), y te saluda. Recuerdo que mi abuela me decía que había que saludar a la gente con la que te cruzabas por la calle aunque no la conocieras. Para mí esa era una costumbre antigua, típica de los pueblos pequeños. Pues bien, aquí, en Holanda, se hace. Al menos en Nijmegen.

Los holandeses son muy altos y muy rubios. Ya se que esto es un tópico, pero es que es así. Por supuesto hay bajitos y morenos, pero haciendo la media (y no sólo lo digo yo, sino que hay estudios oficiales que lo corroboran), son muy altos.

Aquí se paga por todo. Por tener atención médica, por aparcar el coche, por las bolsas en los supermercados, por sacar libros de la biblioteca… Aunque también te pueden sorprender, de repente, con una máquina de café en mitad del supermercado o de una óptica, donde puedes servirte tu tacita totalmente “gratis” (en holandés “gratis” significa “gratis”, pero se pronuncia algo así como “jjjratis”).

Nijmegen es una ciudad preciosa. Los parques son una maravilla y las calles, tan amplias y tan limpias, con su carril bici, con esas casas tradicionales holandesas de dos plantas y ático, con amplios ventanales que los holandeses decoran con primor… En fin, una gozada para la vista.

Y por último, la primera impresión más impresión de todas. Cuando, hablando con mi gente en El Puerto, me comentaban que tenían un día de playa con más de 20oC, aquí acababa de llover agua-nieve y en la calle no se pasaba de los 4oC. Aquí hace mucho frío y mucho viento, que es peor. Tanto que ¡hasta te duelen los dientes si no tienes la boca cerrada!

Lo dicho, las primeras impresiones son sólo eso, primeras impresiones. Ya veremos a ver en qué se convierten estos simpáticos holandeses, o en qué cambia este frío gélido y esta ciudad preciosa. Tiempo al tiempo. O quizás mejore todo, quién sabe.

Padiesha