23 de noviembre de 2011

"La Lechera de Burdeos", Goya, 1827

Acabo de terminarme el libro que me regaló Manolo, creo, las navidades pasadas: “Lo que vendría a ser La Historia de España según Buenafuente y el Terrat”, un libro del que, además de aprovecharlo para echar unas risas, es cierto que algo se puede aprender.

Por ejemplo, como no soy una experta en pintura, ni en Goya, me ha sorprendido gratamente leer que el pintor aragonés, con el retrato “La Lechera de Burdeos”, se convertía en precursor del impresionismo. He buscado el cuadro en cuestión, es este.

 

Pero no me he quedado ahí y he intentado saber algo más del mismo. El retrato está fechado en 1827, 45 años antes del “Impresión, sol naciente”, de Monet, cuadro que dio nombre al movimiento artístico del impresionismo. Argumentando lo antes dicho, que la obra puede ser una adelantada a este movimiento, he recurrido a una web de arte (http://www.artecreha.com/) donde explica que el artista aplica el color en grandes manchas para superponer tonos y que no se mezclen en el lienzo, sino en nuestra retina. Además, el cambio de color de las tonalidades las utiliza tanto para crear sombras como para aportar mayor luminosidad, rasgos ambos característicos de los pintores impresionistas. Es estupendo poder mirar un cuadro desde los ojos de un experto…

En el mismo libro hablan también de este grabado de Goya, “Aun aprendo”, de la misma época que el retrato anterior, es decir, la última del artista poco antes de morir en Burdeos en 1828.


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