4 de septiembre de 2011

De camino a Eindhoven (2 de 2)

Aunque Jaime ya había viajado en avión siendo más pequeño, con la suerte que tienen los niños, todo lo parecía novedoso. No hubo ni llantos ni quejas, pero sí mucha expectación y un poquito de respeto cuando el avión despegó, todo hay que decirlo… Sevilla, 30 de agosto de 2011.
Conseguimos un buen asiento, pese a la gymkana de Ryanair, junto a la ventana y en la parte derecha del avión, para poder ver el amanecer. En alguna parte del cielo español, 30 de agosto de 2011.
El amanecer desde el avión.  En alguna parte del cielo español, 30 de agosto de 2011.
Y más amanecer, aunque parezca el perfil del horizonte sobre el mar...  En alguna parte del cielo español (o francés), 30 de agosto de 2011.
Adentrándonos en el continente el cielo era un poema de nubes, algunas tan originales (o inquietantes) como estas. En alguna parte del cielo francés o belga u holandés, 30 de agosto de 2011.
Descendiendo, y tras atravesar unas nubes interminables, por fin pudimos ver Holanda. La reacción de Jaime fue automática “Yo voy a vivir en esa casa!!!” En alguna parte del cielo holandés, 30 de agosto de 2011.

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